Motivación interna para actuar en el mundo exterior
Las personas a nivel de alma tienen intereses, buenos o malos; en el mundo del espíritu se comprenden muchas más cosas y se conoce más la verdad del funcionamiento del entramado del mundo y de la actuación de las personas.
Un espíritu conoce lo que está sucediendo a su alrededor, incluso en distancias cuadras más allá de donde se encuentra.
La persona, a nivel de alma, tiene sus intereses, como dije anteriormente, y se hace a sí mismo actuar y pensar de acuerdo a esos intereses. Un caso de esto es cuando el alma desea hacer algo, y pone en la mente de la persona la idea de conversar con alguien que sabe por conocerle a nivel espiritual que le va a dar un buen consejo, o como poner en la mente de la persona la idea de comprar un libro en específico.
Por supuesto que la conciencia exterior, la mente consciente y todo el mundo que le rodea pueden interrumpir y se inmiscuyen constantemente en este flujo de ideas y en las acciones de un individuo. Pero gran parte de los intereses son conseguidos, y para esto el alma hace ese tipo de comunicación.
Puede también conseguir cosas negativas para otras personas sabiendo por la información adicional del espíritu, cómo puede afectarle. Conoce por ejemplo, problemas en la vida de otra persona (de los que sabe o no sabe en la mente exterior), y así sabe cómo podría afectarle. Y para esto disfraza para sí mismo sus intereses de algo parecido a una buena intención.
Este es el caso de alguien que va a visitar a un enfermo –en este ejemplo alguien a quien desea hacer daño- y se dice a sí mismo que tiene que llevarle algo para hacerse presente, y se le ocurre llevarle flores. Cuando está en la tienda de flores se dice a sí mismo que esas flores están bonitas (ese es el mecanismo de disfraz de intereses) y le compra las flores que de naturaleza, por su substancia, son las más nocivas para ese enfermo. Por ejemplo si se trata de un enfermo de Parkinson, podría escoger un tipo de flor que acelera la energía; haciendo, como dije, un disfraz para su conciencia, haciéndose creer que esas flores son la más bonitas, o las que tienen una fragancia que le gusta, etc.
El ejemplo de las flores es ilustrativo, pero sucede en asuntos cotidianos y todo el tiempo en las conversaciones e intercambios con los demás.
Saber esto nos puede ayudar a darnos cuenta de si estamos haciendo esto y reflexionar en los daños que podríamos provocar y rectificar esta conducta. Porque al fin y al cabo ser buenos es los más dulce y "paying" que hay.
Escrito por:
Clara L. Placencia
17-12-2008
Quito, Ecuador
jueves, 30 de julio de 2009
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