lunes, 27 de julio de 2009

Rumor has it and other police practices

Rumor has it and other police practices

Rumor has it; I mean someone showed me a paper that means the world to me. I’m a police agent and that paper making someone guilty will be enough for me. I will give that person such a bad time because that’s what I always do when they show me papers…

Las prácticas de los agentes civiles policiales en el Ecuador son eso; los casos que nos muestran como fruto de su inteligente labor son casos falsos; o bien inculpaciones. Son ellos mismos los que aparecen en la televisión cuando hasta hace unos meses los creí buenos y llegué a hablar de “Fiscalía o policía” tal cual la gestión policial fuera impajaritable.

Obvio que me equivoqué. Y ahora en mi lenguaje los llamo: los “delincuentes policiales”; pues sus prácticas y su falta de integridad llegan a tal extremo que no se salvan. Y no me refiero a aquellos agentes de tránsito que aceptan coimas que han desprestigiado su autorrespeto. No, me refiero a integridad del espíritu de la Policía Nacional y sus acciones de inteligencia más bien dicha sus acciones de estupidez emocional.

Porque… qué es integridad sino la fidelidad en pensamiento y sobretodo en accionar de fidelidad a la verdad y de respeto a los congéneres. No sólo que esto suena bonito en palabras sino que es el concepto real de integridad.

Alguna vez el destacado escritor ambateño, Juan Montalvo, fue perseguido políticamente por seres llenos de injusticia y abuso de poder, y escribió “Las Catilinarias” con similitud a Catilina de siglos pasados quien hizo de su palabra una obra épica e inteligente, y, ahora lo creo, justificada y valiosa.

Hablando de Montalvo, voy a hacer un símil entre los protagonistas de su ensayo “Los cortesanos”, y los agentes de inteligencia policial, pues les he encontrado un parecido ineludible…

Qué tal que esa plaga de seres sin integridad que se movían al son de las palabras y lo que creían eran las opiniones del rey. Esos prestigiosos cortesanos que gozaban de respeto social por su posición y el anular de su opinión e inteligencia propia. Que respetaban y ensalzaban a más no poder a lo que el rey daba su aprobación, y que derrumbaban moralmente a quien creían estar en su juicio negativo.

Estos famosos agentes ecuatorianos reciben su rumor y actúan en concordancia. Rumor has it and so I will take that person to jail, back where she belongs. I once respected that person and I didn´t dare to look her in the eyes. Never, because she belongs to the intellectual and high class in society and culture.

But now they showed me a paper and that’s enough for me. Now that us, the agents, see that person in the street, we look at her in the eye. She’s unworthy, we all police agents look at her in the eye and go to places where she is not because we want to find the truth, but because unfortunately the law protects her. But for me it’s enough with a paper or an official rumour. Now I see that person in the eye and with a menacing attitude. I’m better than that bitch.

Todos esos que encuentran su justificativo para cambiar de pé a pá en su trato con una persona resulta que en su accionar fueron tan falibles que nunca se dieron cuenta de su estado de delincuente. Esa persona prestigiosísima y bien tratada que era antes ahora la trato como mi igual porque carecemos; nosotros los policías, de opinión propia y fundada. Nuestra opinión se basa en lo que nos dicen nuestros superiores. No es que lo hagamos por lisonjearles, no no no! Lo hacemos porque no tenemos opinión. Y es así como los famosos cortesanos de las épocas de la injerencia total de la monarquía en realidad no lo hacían solo para adular al rey sino porque su acostumbramiento fue el no actuar de acuerdo a su propia opinión.

Cuando Juan Montalvo escribió el mencionado ensayo intentó hacer el símil de cortesanos para los activistas políticos al son de la opinión sobre el presidente y los gobiernos, y no se equivocó.

Estos agentes de la estupidez si ven a la persona de la que le mostraron la opinión de su estado de delincuencia, la ven en la calle tirando un papel en un lugar sospechoso y creen que es un paquete sospechoso; si le ven caminando con una flor en su cabeza creen que ya le dio ese “santo y seña” a alguien que no le conoce; si le ven entrar frecuentemente a un almacén creen que son sus contactos; si le ven escribiendo una nota a alguien que le gustó en un bar donde hay chicos y chicas, creen que le está pasando un mensaje secreto y que le está indicando otro santo y seña distinto.

Son nuestros policías de civil ecuatorianos, seres carentes de todo olfato y sensatez. Que pese a su origen humilde y desarrollo cultural e intelectual de tipo deficiente, ven y tratan más que de igual a igual a los perseguidos por delitos supuestos de cuello blanco o de otro tipo.

Esta suerte de plaga social que no logra aportar a la solución de problemas reales, está además, viciada con una serie de mañas en el trato para lograr amedrentar a esos de los que los que sí tienen opinión les hablaron mal… mañoserías anticuadas que tal vez serían eficientes en África, donde el nivel de reacción emocional de la gente podría estar más fácilmente influenciada por este tipo de amedrentamientos mañosos como pegárseles en los buses; darles la espalda; hacer ruidos escandalosos para ponerles nerviosos y su sinfín de mañas inservibles en un mundo de personas acostumbradas al fingimiento y actuación social.

Fiscalía; no policía. Aunque sea van a ser capaces de investigar un poquito mejor por su naturaleza basada en el intelecto legal.

Así están las cosas hoy por hoy en mi país.

Clara Placencia,
Quito, Ecuador
un 27 de julio de 2009.

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